lunes, 2 de agosto de 2010

Henry y Pedro


1914, nace en Hanoi, Henry Laborit, una mente brillante, biólogo, médico y psicólogo. Un investigador obsesivo, “le enfant terrible” dirían los rusos. Uno de sus descubrimientos más notables fue la clorpromazina, el primer antipsicótico que existió en el mundo. Este logro lo motivó para otros descubrimientos que incrementaron su fama internacional. En los ochenta culminó una investigación muy interesante y llamativa era la comparación entre las conductas animales y las conductas humanas. Se basaba en que frente a una circunstancias sentimos, animales y humanos, placer (que intentamos repetir) displacer (del que intentamos escapar) . Laborit completó estas teorías freudianas cuando se preguntó que hacemos cuando no podemos escapar, lo que se hace (animales y humanos) es inhibir la acción, es decir, quedarnos quietos y en tensión, o en el límite los animales (y por que no los humanos) nos agredimos mutuamente o nos autodestruimos. Tal fue la repercusión de esta teoría que en el año 80 se hizo la película “Mi tío de América” con Gerard Depardieu y el mismo Laborit. Este film se vio en Argentina en 1981 y fue muy bien recibido.


A dos personas que los impresionó mucho fue a Pedro y Manolo, de la ciudad de Santa Fe, ambos habían nacido en el 35 y tenían una gran amistad. Juntos transcurrieron la primaria, secundaria y juntos empezaron la facu, Pedro en Medicina y Manolo en Farmacia.


Pedro se casó a los 24 con Marta y tuvieron dos hijos ,”el varón y la nena, según se estila” como decía con una sonrisa Pedro. Pero la carrera se hizo difícil de seguir, en tercer año tuvo que dejar al conseguir un trabajo mejor.


Manolo se recibió, alquiló un local en Comas y 25 de Mayo e inauguró una modesta Farmacia.


Se veían con frecuencia y dialogaban animadamente de temas médicos, filosóficos y todos los que les permitían crecer un poco más.


En agosto del 70 Pedro le dijo que iba a entrar a trabajar en la principal casa de cambios del pueblo, ésta tenía cinco empleados y un gerente petiso, calvo y poco sociable que se pasaba el día encerrado en su pequeña oficinita, los empleados lo llamaban El Ogro. Al él por su capacidad y responsabilidad le habían asignado la Olivetti, una calculadora importante que era el orgullo de la empresa. Manolo lo felicitó y le deseó mucho éxito en su nuevo trabajo.


Por eso, ese día de 1980, después del cine, fueron charlar en la farmacia, Manolo dijo:


-Buena la peli, a vos te sacudió mucho, no?


-Y sí, me sentí identificado con ese empleado, haciendo día a día el mismo laburo como yo

Y comprendo que ya estaba podrido…


-Por que?


- Es monótono, siempre lo mismo y encima El Ogro que me rompe las pelotas controlando lo que hago y cuidando la Olivetti como si fuera de oro. A veces me dan ganas de mandar todo a la mierda….


-Calmate, es un buen laburo…hay que aguantar!!- lo consoló Manolo.


Así siguió la relación. Pedro descargando en su amigo las broncas del trabajo, los problemas con una esposa demandante y las limitaciones del presupuesto a pesar de tener un salario más o menos bueno.


Un día de 1983 Manolo llamó por teléfono a su amigo.


-Gordo, le dijo, lee la parte científica de La Nación de hoy, estuvo en la Argentina ese Laborit , el de la película, y habla sobre un medicamento que inventó…


Pedro compró el diario y con ansiedad y mucha atención leyó y releyó el artículo subrayando frases que se grabaron en su mente.


“ no hay malos ni agresivos, solo sufrientes…”

Y yo sufro, se dijo.

“el placer se reitera y del displacer se escapa”

“pero si no podemos escapar inhibimos la acción…”


-Inhibimos la acción. -Se repitió Pedro…

“qué pasa cuando inhibimos la acción?

“tenemos ansiedad, angustia que si no la podemos descargar agresivamente se vuelve contra nosotros y nos hace impotentes, hipertensos, propensos al infarto y al cáncer…

Ese es mi futuro, se dijo Pedro con angustia….


A la tarde fue a charlar con Manolo y al rato éste le dijo:


-Leíste el artículo pero no leíste lo mejor!


-Que?


-Con letra chica decía que va a salir un producto que va a anular la inhibición de la acción…va a liberar


-Cómo no me di cuenta, si eso es lo que preciso para sacarme la angustia que me produce todo, el laburo, la casa, mis compañeros, todo…


-No creo que sea la solución pero cuando lo traigan a la farmacia te aviso…

Se despidieron y Pedro tenía en su cara una sonrisa de esperanza..


Un día Manolo lo llamó y le dijo:


-Vení que ya lo tengo…

Esa misma tarde Pedro fue a la farmacia y su amigo le trajo un envase en el que se leía Kantor.


-Este es el producto…


Abrieron el envase, leyeron el prospecto, finalmente Manolo dijo:

-No entiendo mucho cómo actúa. Sé que desinhibe…


-Eso es lo que preciso- exclamó Pedro.


-No te lo puedo dar sin receta, andá a ver a nuestro médico…


-Voy mañana, pero vos dame uno. Somos amigos, no?


Manolo dudó mucho, finalmente se lo dio diciendo:


-Pero primero andá al médico…


Pedro se llevó el Kantor como si fuera su salvación. Llegó a la casa y se metió en el baño para leer mas tranquilo..”tomar una tableta por día bajo estricto control médico”, “yo me mando dos, que mierda” se dijo con ojos exaltados. Al día siguiente, domingo, tomó dos más, se sentía muy bien pero irritable.


A la noche le gritó a su mujer que lo tenía podrido y que se iba a separar. Ella acostó temprano a los chicos y se fue a dormir y a llorar en la piecita de ellos.


Pedro durmió bien, a pata suelta, se levantó, se bañó, tomó otras dos pastillas, se vistió algo más deportivo que lo habitual y se fue a la oficina con una extraña expresión de alegría.


Cuando llegó largó un estruendoso “buenos días!”… y se fue derecho a la Olivetti, la levantó fácilmente con los dos brazos y ante la mirada atónita de sus compañeros la estrelló contra el piso, mientras reía feliz. Cuando salió el Ogro, alarmado por el ruido, lo insultó de arriba abajo mientras seguía riendo ruidosamente. El Ogro se paralizó, “ inhibición de la acción!!” le gritó burlonamente Pedro mientras iba hacia la escalera…


Ya en el balcón miró hacia abajo, veía la plaza inundada de sol. En voz alta dijo : “siempre quise ser libre, como ahora, siempre quise volar…” abrió los brazos y se tiró…


Al poco tiempo Kantor fue retirado oficialmente de la venta.


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