viernes, 13 de agosto de 2010

Celos


Hoy estoy de buen humor, voy contento de un lado para el otro, pero aun no definí que hacer. Siento que ella esta intentando abrir la puerta, entra y voy a su encuentro. Me nota alegre y me sonríe con el cariño de siempre. No obstante yo la observo cuando se dirige al dormitorio. Se desnuda, se mete en el baño y se da una larga ducha. Se perfuma y se enfunda en el amplio pijama que a mí tanto me gusta. Sigue silenciosa, pero canturrea esa vieja canción. Yo no la perturbo porque sé que esta esperando que regrese él. Mira el reloj repetidas veces, nuevamente escucho el forcejeo de la cerradura y entra él. Debo aceptar que estoy celoso. Pero a pesar que acepté esta situación desde el principio no dejo de sentir esta frustración que yo llamo ”mi dolor de cada día.” Él se acerca sonriente y la besa, ella responde con entusiasmo, yo me voy porque no quiero ver, Se acabó mi alegría, ellos ni me miran. De bronca ladro.

viernes, 6 de agosto de 2010

La otra


Ella lo miró, se dio cuenta, pero se hizo la distraída. Siguió cosiendo el pantalón marrón. El ambiente estaba muy tenso. El le había gritado que estaba harto de ella. Que los años pasados no volverían. Que no quería más discusiones. Que ya no era un chico para no entender sus razonamientos. Ella lo vió fumar el último cigarrillo y estrujar con fuerza el paquete vacío.

Se dio cuenta que el momento había llegado. De pronto él dijo:


- Voy a comprar cigarrillos y vuelvo…


Ella lo miró sobradora, le dio un beso sin esperanza y él se fue dando un seco portazo.


Al rato largo cuando confirmó que no volvería, sollozó…


El la fue a buscar a la confitería de siempre. Estaba muy bonita. La abrazó con fuerza y la besó apasionadamente. Tomaron el café mirándose a los ojos. El dijo:

-Ya no iba más. Tenía que tomar esta decisión. Me controlaba en todo. Me exasperaba. No la aguantaba más...


Ella sonrió comprensiva y protectora. El le oprimió con fuerza sus manos y siguió:

-Desde hoy , vos y yo viviremos juntos, bajo el mismo techo. Nos queremos. Me gustaría tener un hijo tuyo…No quiero volver nunca más a lo de antes, nunca más…


Ella lo calmó con un beso lleno de ternura y le susurró “te quiero”…


Permanecieron largo rato en silencio. Finalmente le dijo dulcemente…


-Tranquilo, mi amor, ahora estaremos siempre juntos. Ya la volverás a ver, después de todo es tu madre…

Bang !!


El trueno confirmó la copiosa lluvia que como antes, nunca…

Desde la ventana del 5º piso del albergue, los dos, desnudos, en el cálido ambiente, veían inundarse la Juan B. Justo arrastrando autos que flotaban como indefensas embarcaciones a la deriva…


Bang !!


Ella se estremeció… El veterano, veinte años mayor, la cobijó en un abrazo protector que aumentó su excitación…


Bang !!


- A mal tiempo buena cama…-parafraseó él.

Y ella lanzó una carcajada juvenil, cristalina y eterna que alegró el ambiente mientras lo besaba provocativamente. Cayeron abrazados sobre la cama y se entregaron a las caricias disfrutando del placer de una plena relación sexual…


Bang !!


La lluvia no cesaba. Se adormecieron largo rato, muy juntos. Ella se levantó, caminó hacia el baño. Él disfrutó de su cuerpo al verla de atrás…


Bang !! Bang !!


Abrió nuevamente sus ojos, miró el cielorraso de color azul y murmuró:

- Soy feliz !!

Pasaron dos años…

Él regresaba a su pequeño departamento de Palermo. Un ambiente desordenado y sucio. Ni siquiera una foto de ella. La depresión por el abandono le había calado hasta los huesos. Sus ojos navegaban como a la deriva…No podía olvidarla…

Al rato abrió el cajoncito de la mesita de roble y sacó la nueve milímetros. La sopesó y jugó con el arma desnuda y fría. Se sentó en el piso contra la pared. Tenía ganas de llorar pero no pudo. Al fin se decidió…


Bang !!


Agonizaba …En su mente vio claramente la Juan B. Justo. Llovía torrencialmente. Quiso escapar de la inevitable inundación pero no pudo. Los autos flotaban como embarcaciones a la deriva. Un grueso tronco navegaba hacia su cabeza malherida. Supo que no lo podría evitar. Era el fin…todo se hizo oscuro y de pronto el final llegó…


Bang !! Bang !!

El caballerazo


-Que hijo de puta ! soltó Julián para que el del kiosco de revistas lo oyera-

Lo viste- siguió.

-A quién?

- A ese tipo que pasó, que se las tira de gran señor, a ese que como siempre se adelantó a todos los que esperaban y entró primero al subte cagando a los demás. Siempre hace lo mismo el muy turro …

-No te calentés- dijo el diarero-acá, en el subte, todos los días pasa de todo…


Julián se calló pero en su cabeza seguía broncando contra ese boludo finoli que todos los días elegantemente vestido cruzaba el andén sin darle cinco de bola. Al rato con la nueva manada de las once que iba para el centro, Julián siguió ofreciendo sus cuadernillos fotocopiados con sus propios poemas, a cinco pesos cada uno.

Mis poemas, se decía, van mejorando día a día, algunos son perfectos, pero a la gente no le interesan, de vez en cuanto a una mina o a algún jovato. Pero son buenos, se repetía para alentarse.

-El kiosquero leyó algunos y me dijo que estaban buenos, pero eso no me alcanza…

-Poesía a cinco pesitos, solo cinco pesitos…voceó mientras pasaba indiferente la manada.


Al día siguiente cerca de las once como siempre pasó el digno señor, como burlonamente lo llamaba Julián. Le hicieron espacio cuando encaró la puerta del subte, antes de subir se detuvo y dejó pasar a dos señoras jóvenes que iban detrás , y que le agradecieron con una sonrisa, después entró él, luego dos mas y las puertas se cerraron dejando abajo a varios que intentaban subir y no pudieron por la demora…

Julián que había visto todo gritó con indignación:

-Que hijo de puta! Lo viste, lo viste- le dijo al diarero

-Si lo vi…

-No me digas que no es un hijo de puta!

-Tenés razón, es un hijo de puta-confirmó el kiosquero


Ayer Julián vio venir al elegantón y se acercó como para decirle algo, pero el otro se le adelantó y le dijo.

-Vos escribís estos cuadernitos con poemas, me dejás verlos- le sacó de la mano un ejemplar, leyendo rápidamente un par de poemas…


Julián se paralizó, no sabía qué decir mientras el otro leía su poesía con atención. Luego con aire de aprobación le dijo:

-Son muy buenos, che! ,porque no los publicás. Tenés mucho material…

-Estee…tengo más de mil poemas y nunca publiqué ninguno, balbuceó Julián.

-Mirá viejo, yo tengo una editorial pequeña, juntá todo y vení a verme, si querés …

-Si, si, dijo Julián mientras recibía su tarjeta.


Llegó el subte, el tipo se mandó como siempre, primero, erguido, arrogante…

Julián se acercó al kiosco con la cola entre las patas. El kiosquero al verlo le dijo con su voz ronca:

-Te estaba viendo… Lo cagaste a pedos a ese hijo de puta!

-Que hijo de puta ni hijo de puta. No es un hijo de puta es todo un caballerazo…

Si hasta me dio la mano-dijo-levantando con orgullo la derecha

jueves, 5 de agosto de 2010

Favaloro


Se acostó abrumado por la angustia. Se veía a si mismo vencido, ignorado, menospreciado. Soñó que corría tratando de escapar de la gente que lo abrumaba y ensombrecía. Corría sin poder detenerse. Su corazón latía: tac tac tac, cada vez con más celeridad. Taquicardia extrema –pensó – en cualquier momento el infarto salvador… no quiero sobrevivir… estoy harto…

Se despertó a las tres de la mañana. Transpirado, agitado, defraudado por la irrealidad del sueño. Se levanto. Lentamente se dirigió a su escritorio y en el cajoncito aquel encontró la 9 mm. Se dirigió al baño. Miro en el espejo su cara triste pero con decisión. Apuntó lentamente al corazón eligiendo el lugar justo. Sopesó el instante y disparo.

Borges


Después de leer su cuento “El sur” quedé meditando largamente en el escritor tan querido por mí. Releí el relato al acostarme y me dormí. Al despertar en la madrugada recordé al detalle mi sueño. Había estado en Ginebra, con Borges. El vino sonriendo, con sus ojos entrecerrados, titubeante hacia mi. Me levanté, tomé su blanco bastón y con mi mano en su brazo lo guié hacia un pequeño y cálido café. Estábamos felices. Hablamos de Amiel y su historia de súper varón, como lo explicó en sus estudios Gregorio Marañon, el famoso fisiólogo español. Pero finalmente arribamos a la charla que más me interesaba, sobre cuentos y las novelas. Se sonrió cuando le dije que estaba haciendo un curso para aprender a escribir cuentos. Pero caballero como siempre me dijo:


- Usted escriba, escriba siempre, y luego relea y corrija, muchas veces, hasta que en un momento sienta que su cuento esta concluido.


Ahí fue cuando le confesé que por sobre toda su admirable literatura, lo que más me emocionaban eran sus poemas.


Hubo un gran silencio. Y luego, con voz temblorosa y grave, me recitó “Límites”, el poema que yo más disfrutaba.


Se lo agradecí sinceramente. Él sonreía…


Luego vinieron a buscarlo. Se fue diciéndome que me dejaba un regalo. Un poema que nunca publicó y que nadie leyó jamás. Y me entrego un papel carta doblado en cuatro.


Cuando desperté, vi en mi mesa de noche un papel carta doblado. Lo abrí y escrito de mi puño y letra, había un poema que decía:


Veo en tus ojos un silencio oscuro

Cuyo sonido (quizá aquel) no oiré nunca

Pero escucho tu voz, indiferente

A una esperanza para siempre trunca.


Quién es el que maneja los destinos

Que teje esto que llamamos vida

Sin importarle el amoroso encanto

Y aquellos moldes con otra forma olvida.


Si todo amor tiene un final sin rosas

Y el dolor es el premio del anhelo

¿Por qué te amé irremediablemente

y por qué el perpetuo desconsuelo?


Mañana no oiré el ya gastado

Canto de amor que ilusionó mi suerte

La pasión que una vez has inspirado

Será fina ironía de la muerte.

Haití


Enero del 2010. Un cataclismo dejo en minutos más de doscientos mil muertos, miles de viviendas destruidas. Los sobrevivientes deambulan como zombies por las calles repletas de escombros. Muertos de sed llenos de miedo ante cualquier vibración nueva. Acorralados como minúsculos animales en una jaula enloquecedora. No puedo darme ninguna respuesta que compense en algo mi desazón. Pienso en los niños aplastados por las rocas o solos por las calles llorando lo que no comprenden y les duele. Detuve mis pensamientos como pude, vino a mi mente una frase de un cuento de Borges que dice: “ciego a las culpas el destino puede ser despiadado a las mínimas distracciones”. Pienso: ¿quién se distrajo o en manos de quien esta el destino…?

Fragilidad


Fui feliz a la visita médica de rutina. Feliz porque todo va saliendo como yo lo soñé siempre. Estamos construyendo con mi marido nuestra nueva casa. Como psicóloga me desenvuelvo bien con una apreciable cantidad de pacientes, es decir, trabajo. Mis hijos me adoran, y tengo la dicha de tener padres sanos con los que nos profesamos mutuo afecto. En síntesis, todo bien. La médica me revisó prolijamente. Se detuvo en mi espalda y palpó un pequeño bulto. Un lipoma -pensé adelantando el diagnóstico –algo sin importancia. Siguió palpando e intentando mover el pequeño tumor. Finalmente me dijo que no le parecía un lipoma y que había que investigar. Me dio la orden para una ecografía y me aconsejó ver a un cirujano u otro especialista. El mundo se desplomó, como psicóloga deduje mil posibilidades para reprimir el miedo que me produjo su pre diagnostico. Como siempre las obras sociales me dieron una fecha remota para la tomografía. Estaba ansiosa. Mi marido consiguió un turno para hacer el estudio en forma privada. Estoy en la sala de espera. Desde la médica a hoy “pasaron ocho días, como ocho siglos”, mientras escribo esto, aguardo mi turno. La radióloga me esta llamando. Paso…

martes, 3 de agosto de 2010

Nostalgia Simétrica


Pompeya es un sencillo barrio de Buenos Aires. Su nombre no tiene ninguna connotación romana. Es totalmente asimétrica en la mente del porteño. Un tren en la lejanía, un puente, la iglesia grande de Nuestra Señora. Eso es Pompeya. En ese barrio nací y me criaron hasta los diez años, en el que nos mudamos a Caballito, un lugar mejor para los medio pelo de la época. Hoy, ya mayor, decidí ir a caminar por sus calles. Y aquí estoy frente a la casa donde nací., calle Trole al cien. Detrás de esa pared una chica de veintitrés años esta pariendo con esfuerzo y riesgo un bebe, que las hábiles manos de una comadrona lo esta trayendo al mundo. Luego lo asea y se lo presenta sonriente a la primeriza mamá que también sonríe. Ese bebe soy yo. ¡Mi barrio! Camino por sus veredas gastadas, miro sus árboles añosos, como yo ahora, y me digo parafraseando a Borges “a la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos”, a veces tan profundos que nos sacuden el corazón y arrancan una dulce lágrima nostalgiosa.

Sin Tiempo


11 de mayo del 2009


12 horas, llegó agitado a su casa, le habían hecho el ecocardiograma. Pero no le dieron el resultado. A pesar de la fuerte medicación el dolor precordial no cedía.


A las 3 de la tarde debía llevar un cuento corto sobre una persona a la que no le alcanza el tiempo, justo como a él, que estuvo corriendo toda la semana con médicos y estudios para saber que hacer con ese maldito dolor. Decide ir más temprano al curso y escribir el trabajo en el café de la esquina, supone que es lo mejor.


2 menos cuarto, llega al café, elige mesa en diagonal a la arcada de entrada del Instituto. Puntas para el cuento no le faltan, esa persona sin tiempo podía ser alguien muy ocupado, alguien que cae desde lo alto hacia una muerte previsible, alguien que va a estrellar su auto contra otro, alguien apenas conciente que sabe que está en terapia intensiva próximo a morir…


(Se aprieta el pecho, una fuerte puntada, piensa que es sólo muscular como le dijeron tantas veces)


Decide por el de terapia intensiva, comienza por la descripción de la sala…


(Su cara indica que sintió otro dolor, piensa que el cardiólogo esta llegando a Callao, solo a cuatro cuadras. Hace un gesto con la mano como de querer olvidar)


Sigue escribiendo y pensando “el cuento debe ser corto para que puedan leer todos”…


Tres menos diez. Esta terminando su trabajo, no sabe si le va a alcanzar el tiempo.


Mira hacia el pórtico de entrada. Ve al profe llegando y encendiendo ceremoniosamente el último cigarrillo y saludando cordialmente a los que van llegando..


(Hace un gesto como de sentir un dolor agudo, intolerable, por la expresión de su cara enrojecida)


Mira nuevamente la entrada. El profe apaga la colilla y sube lentamente los doce escalones.


(Se quiere erguir, no puede, nuevo intento y cae pesadamente junto con la silla y la taza de café que se hace añicos)


Se acerca la gente. Nervios. “Una ambulancia”, gritan. Alguien se arrodilla al lado del caído. Pide a la gente que se aparte para no quitar el aire. Le toma el pulso. Gestos negativos con la cabeza. Pálido se incorpora. Todos los miran…


-Se fue- murmura

lunes, 2 de agosto de 2010

Henry y Pedro


1914, nace en Hanoi, Henry Laborit, una mente brillante, biólogo, médico y psicólogo. Un investigador obsesivo, “le enfant terrible” dirían los rusos. Uno de sus descubrimientos más notables fue la clorpromazina, el primer antipsicótico que existió en el mundo. Este logro lo motivó para otros descubrimientos que incrementaron su fama internacional. En los ochenta culminó una investigación muy interesante y llamativa era la comparación entre las conductas animales y las conductas humanas. Se basaba en que frente a una circunstancias sentimos, animales y humanos, placer (que intentamos repetir) displacer (del que intentamos escapar) . Laborit completó estas teorías freudianas cuando se preguntó que hacemos cuando no podemos escapar, lo que se hace (animales y humanos) es inhibir la acción, es decir, quedarnos quietos y en tensión, o en el límite los animales (y por que no los humanos) nos agredimos mutuamente o nos autodestruimos. Tal fue la repercusión de esta teoría que en el año 80 se hizo la película “Mi tío de América” con Gerard Depardieu y el mismo Laborit. Este film se vio en Argentina en 1981 y fue muy bien recibido.


A dos personas que los impresionó mucho fue a Pedro y Manolo, de la ciudad de Santa Fe, ambos habían nacido en el 35 y tenían una gran amistad. Juntos transcurrieron la primaria, secundaria y juntos empezaron la facu, Pedro en Medicina y Manolo en Farmacia.


Pedro se casó a los 24 con Marta y tuvieron dos hijos ,”el varón y la nena, según se estila” como decía con una sonrisa Pedro. Pero la carrera se hizo difícil de seguir, en tercer año tuvo que dejar al conseguir un trabajo mejor.


Manolo se recibió, alquiló un local en Comas y 25 de Mayo e inauguró una modesta Farmacia.


Se veían con frecuencia y dialogaban animadamente de temas médicos, filosóficos y todos los que les permitían crecer un poco más.


En agosto del 70 Pedro le dijo que iba a entrar a trabajar en la principal casa de cambios del pueblo, ésta tenía cinco empleados y un gerente petiso, calvo y poco sociable que se pasaba el día encerrado en su pequeña oficinita, los empleados lo llamaban El Ogro. Al él por su capacidad y responsabilidad le habían asignado la Olivetti, una calculadora importante que era el orgullo de la empresa. Manolo lo felicitó y le deseó mucho éxito en su nuevo trabajo.


Por eso, ese día de 1980, después del cine, fueron charlar en la farmacia, Manolo dijo:


-Buena la peli, a vos te sacudió mucho, no?


-Y sí, me sentí identificado con ese empleado, haciendo día a día el mismo laburo como yo

Y comprendo que ya estaba podrido…


-Por que?


- Es monótono, siempre lo mismo y encima El Ogro que me rompe las pelotas controlando lo que hago y cuidando la Olivetti como si fuera de oro. A veces me dan ganas de mandar todo a la mierda….


-Calmate, es un buen laburo…hay que aguantar!!- lo consoló Manolo.


Así siguió la relación. Pedro descargando en su amigo las broncas del trabajo, los problemas con una esposa demandante y las limitaciones del presupuesto a pesar de tener un salario más o menos bueno.


Un día de 1983 Manolo llamó por teléfono a su amigo.


-Gordo, le dijo, lee la parte científica de La Nación de hoy, estuvo en la Argentina ese Laborit , el de la película, y habla sobre un medicamento que inventó…


Pedro compró el diario y con ansiedad y mucha atención leyó y releyó el artículo subrayando frases que se grabaron en su mente.


“ no hay malos ni agresivos, solo sufrientes…”

Y yo sufro, se dijo.

“el placer se reitera y del displacer se escapa”

“pero si no podemos escapar inhibimos la acción…”


-Inhibimos la acción. -Se repitió Pedro…

“qué pasa cuando inhibimos la acción?

“tenemos ansiedad, angustia que si no la podemos descargar agresivamente se vuelve contra nosotros y nos hace impotentes, hipertensos, propensos al infarto y al cáncer…

Ese es mi futuro, se dijo Pedro con angustia….


A la tarde fue a charlar con Manolo y al rato éste le dijo:


-Leíste el artículo pero no leíste lo mejor!


-Que?


-Con letra chica decía que va a salir un producto que va a anular la inhibición de la acción…va a liberar


-Cómo no me di cuenta, si eso es lo que preciso para sacarme la angustia que me produce todo, el laburo, la casa, mis compañeros, todo…


-No creo que sea la solución pero cuando lo traigan a la farmacia te aviso…

Se despidieron y Pedro tenía en su cara una sonrisa de esperanza..


Un día Manolo lo llamó y le dijo:


-Vení que ya lo tengo…

Esa misma tarde Pedro fue a la farmacia y su amigo le trajo un envase en el que se leía Kantor.


-Este es el producto…


Abrieron el envase, leyeron el prospecto, finalmente Manolo dijo:

-No entiendo mucho cómo actúa. Sé que desinhibe…


-Eso es lo que preciso- exclamó Pedro.


-No te lo puedo dar sin receta, andá a ver a nuestro médico…


-Voy mañana, pero vos dame uno. Somos amigos, no?


Manolo dudó mucho, finalmente se lo dio diciendo:


-Pero primero andá al médico…


Pedro se llevó el Kantor como si fuera su salvación. Llegó a la casa y se metió en el baño para leer mas tranquilo..”tomar una tableta por día bajo estricto control médico”, “yo me mando dos, que mierda” se dijo con ojos exaltados. Al día siguiente, domingo, tomó dos más, se sentía muy bien pero irritable.


A la noche le gritó a su mujer que lo tenía podrido y que se iba a separar. Ella acostó temprano a los chicos y se fue a dormir y a llorar en la piecita de ellos.


Pedro durmió bien, a pata suelta, se levantó, se bañó, tomó otras dos pastillas, se vistió algo más deportivo que lo habitual y se fue a la oficina con una extraña expresión de alegría.


Cuando llegó largó un estruendoso “buenos días!”… y se fue derecho a la Olivetti, la levantó fácilmente con los dos brazos y ante la mirada atónita de sus compañeros la estrelló contra el piso, mientras reía feliz. Cuando salió el Ogro, alarmado por el ruido, lo insultó de arriba abajo mientras seguía riendo ruidosamente. El Ogro se paralizó, “ inhibición de la acción!!” le gritó burlonamente Pedro mientras iba hacia la escalera…


Ya en el balcón miró hacia abajo, veía la plaza inundada de sol. En voz alta dijo : “siempre quise ser libre, como ahora, siempre quise volar…” abrió los brazos y se tiró…


Al poco tiempo Kantor fue retirado oficialmente de la venta.