viernes, 6 de agosto de 2010

El caballerazo


-Que hijo de puta ! soltó Julián para que el del kiosco de revistas lo oyera-

Lo viste- siguió.

-A quién?

- A ese tipo que pasó, que se las tira de gran señor, a ese que como siempre se adelantó a todos los que esperaban y entró primero al subte cagando a los demás. Siempre hace lo mismo el muy turro …

-No te calentés- dijo el diarero-acá, en el subte, todos los días pasa de todo…


Julián se calló pero en su cabeza seguía broncando contra ese boludo finoli que todos los días elegantemente vestido cruzaba el andén sin darle cinco de bola. Al rato con la nueva manada de las once que iba para el centro, Julián siguió ofreciendo sus cuadernillos fotocopiados con sus propios poemas, a cinco pesos cada uno.

Mis poemas, se decía, van mejorando día a día, algunos son perfectos, pero a la gente no le interesan, de vez en cuanto a una mina o a algún jovato. Pero son buenos, se repetía para alentarse.

-El kiosquero leyó algunos y me dijo que estaban buenos, pero eso no me alcanza…

-Poesía a cinco pesitos, solo cinco pesitos…voceó mientras pasaba indiferente la manada.


Al día siguiente cerca de las once como siempre pasó el digno señor, como burlonamente lo llamaba Julián. Le hicieron espacio cuando encaró la puerta del subte, antes de subir se detuvo y dejó pasar a dos señoras jóvenes que iban detrás , y que le agradecieron con una sonrisa, después entró él, luego dos mas y las puertas se cerraron dejando abajo a varios que intentaban subir y no pudieron por la demora…

Julián que había visto todo gritó con indignación:

-Que hijo de puta! Lo viste, lo viste- le dijo al diarero

-Si lo vi…

-No me digas que no es un hijo de puta!

-Tenés razón, es un hijo de puta-confirmó el kiosquero


Ayer Julián vio venir al elegantón y se acercó como para decirle algo, pero el otro se le adelantó y le dijo.

-Vos escribís estos cuadernitos con poemas, me dejás verlos- le sacó de la mano un ejemplar, leyendo rápidamente un par de poemas…


Julián se paralizó, no sabía qué decir mientras el otro leía su poesía con atención. Luego con aire de aprobación le dijo:

-Son muy buenos, che! ,porque no los publicás. Tenés mucho material…

-Estee…tengo más de mil poemas y nunca publiqué ninguno, balbuceó Julián.

-Mirá viejo, yo tengo una editorial pequeña, juntá todo y vení a verme, si querés …

-Si, si, dijo Julián mientras recibía su tarjeta.


Llegó el subte, el tipo se mandó como siempre, primero, erguido, arrogante…

Julián se acercó al kiosco con la cola entre las patas. El kiosquero al verlo le dijo con su voz ronca:

-Te estaba viendo… Lo cagaste a pedos a ese hijo de puta!

-Que hijo de puta ni hijo de puta. No es un hijo de puta es todo un caballerazo…

Si hasta me dio la mano-dijo-levantando con orgullo la derecha

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