jueves, 5 de agosto de 2010

Borges


Después de leer su cuento “El sur” quedé meditando largamente en el escritor tan querido por mí. Releí el relato al acostarme y me dormí. Al despertar en la madrugada recordé al detalle mi sueño. Había estado en Ginebra, con Borges. El vino sonriendo, con sus ojos entrecerrados, titubeante hacia mi. Me levanté, tomé su blanco bastón y con mi mano en su brazo lo guié hacia un pequeño y cálido café. Estábamos felices. Hablamos de Amiel y su historia de súper varón, como lo explicó en sus estudios Gregorio Marañon, el famoso fisiólogo español. Pero finalmente arribamos a la charla que más me interesaba, sobre cuentos y las novelas. Se sonrió cuando le dije que estaba haciendo un curso para aprender a escribir cuentos. Pero caballero como siempre me dijo:


- Usted escriba, escriba siempre, y luego relea y corrija, muchas veces, hasta que en un momento sienta que su cuento esta concluido.


Ahí fue cuando le confesé que por sobre toda su admirable literatura, lo que más me emocionaban eran sus poemas.


Hubo un gran silencio. Y luego, con voz temblorosa y grave, me recitó “Límites”, el poema que yo más disfrutaba.


Se lo agradecí sinceramente. Él sonreía…


Luego vinieron a buscarlo. Se fue diciéndome que me dejaba un regalo. Un poema que nunca publicó y que nadie leyó jamás. Y me entrego un papel carta doblado en cuatro.


Cuando desperté, vi en mi mesa de noche un papel carta doblado. Lo abrí y escrito de mi puño y letra, había un poema que decía:


Veo en tus ojos un silencio oscuro

Cuyo sonido (quizá aquel) no oiré nunca

Pero escucho tu voz, indiferente

A una esperanza para siempre trunca.


Quién es el que maneja los destinos

Que teje esto que llamamos vida

Sin importarle el amoroso encanto

Y aquellos moldes con otra forma olvida.


Si todo amor tiene un final sin rosas

Y el dolor es el premio del anhelo

¿Por qué te amé irremediablemente

y por qué el perpetuo desconsuelo?


Mañana no oiré el ya gastado

Canto de amor que ilusionó mi suerte

La pasión que una vez has inspirado

Será fina ironía de la muerte.

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