jueves, 29 de julio de 2010

Ahora si


Todo oscuro. Abro los ojos, veo nublado. Parece que mis viejos están asustados. Cierro los ojos. Todo negro. Oigo voces, miro, hay un gordo de blanco. “tiene cuarenta de fiebre” le dice mamá. Veo que me miran.. Salgo corriendo por la calle hasta la esquina de la Turca. Están Manolo, el Gordito y la Pichona. Por el fondo de la calle Trole vemos muchas luces. Es una carroza, grande, muy iluminada, rara. Nos invitan a subir los payasos que se ríen como locos. Nosotros no subimos. Se van haciendo mucho ruido. Vienen corriendo las vacas, son como mil. Nos asustamos, nos quedamos sentados en el umbral con los ojos bien abiertos .Tenemos mucho miedo. Corro por Patagones, es casi de noche, hace frío. Me meto en la iglesia del Niño Jesús. Voy hasta el altar. Unas viejas todas vestidas de negro, rezan el rosario, con los ojos para arriba, mirando el techo. Me asustan, me voy. Ellas también tienen miedo. Corro hasta mi casa, tengo sed, mucha sed. Voy a la cocina a tomar agua de la canilla. En el almanaque leo “junio 1942, pero no me acuerdo que día es hoy. Voy para la vereda. Me junto con los chicos. No sé de qué hablan. Detrás del árbol de la lechería sale un viejo con la cara del diablo, de ojos grandes y verdes. Les grito “corramos” y todos nos vamos hasta la esquina de Uspallata. No doy más. Miro para la librería y veo que tres perros vienen para acá. Los chicos se fueron, estoy solo, Uno es el Veli, otro el Biyú, son mis perros, se ponen a mi lado. Pero el otro me ladra, abre una boca enorme. Veo sus dientes y me asusto. Corro de nuevo, el perro me sigue. Es gris como una rata grande. Subo la escalera, viene atrás mío, me quiere alcanzar. Me apuro hasta que no doy más. Grito. Abro los ojos. Mi papá llora arrodillado al lado de mi cama. Cierro los ojos. Oigo voces. Otra vez el perro-rata me persigue. Todo está muy oscuro, muy oscuro…


Abro los ojos sesenta años después, el perro me alcanzó…

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