

Hace muchos años que tengo un amigo…
pero amigo amigo…
El del café,
el de las confidencias viriles...
Cuando algo raro nos pasaba,
llamábamos y decíamos:
-Te espero en el café...
Y allí nos desahogábamos
y charlábamos
horas y horas…
Pasaron los años y
si bien nos queremos,
la edad, los músculos,
las rodillas dolorosas
nos habían alejado…
A veces lo recordaba con cierta nostalgia,
pero era raro vernos.
Un día en un mail me dijo:
-Te espero en mi blog…
De ahí en más se reanudó nuestra amistad
con la ventaja que tiene la palabra pensada
sumada al afecto profundo…
1 comentario:
Me encanta, muy sensible y cierto.
Cuanto ayuda en el avance de los años el progreso, en este caso la computadora, ya que permite que dos amigos se vuelvan a encontrar y contarse sus cosas. Con Cariño, Laura
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