jueves, 8 de mayo de 2008

Edad


Ese día me sentí extraño…

Palpé el pecho sobre el corazón.

Un pequeño y agudo dolor, como de aguja

me estremeció un instante

y pasó.

Millones de letras impresas aparecían en mi mente

sin saber por qué

y no me dejaban ver

una palabra completa.

Me di vuelta en la cama

miré fijo el techo,

algunos manchones

color tiza

avanzaban sobre mi cabeza.

Quise levantarme rápido

y no lo logré.

Me dejé caer.

Cerré fuertemente los ojos

La oscuridad interna

tenía pequeñas luces blancas que se alejaban

en distintas direcciones.

Un sonido sordo de sirenas provocaba

inusitada tensión

en todo mi cuerpo.

Al rato todo calmó,

me senté lentamente

en el borde de la cama,

palpé mis rodillas,

las articulaciones doloridas.

Me incorporé despaciosamente

fui hasta el baño.

Intencionalmente

me miré en el espejo

que desde hacía mucho ignoraba

Observé detenidamente mi rostro.

El que fui ya se ha ido-me dije-

dejó este anciano en su reemplazo…

1 comentario:

Unknown dijo...

Nor,
Por favor, DE AQUI!!!,con la vejez.
Tu corazón y espíritu son JOVENES.
Las líneas del paso del tiempo las tenemos todos, no hay que ignorarlas pero sí no darle más importancia de la que merecen.
ARRIBA ESE ANIMO!!, jamás un recuerdo puede matar el alma de una persona. Te quiero alegre, quizás no exultante pero SÍ CON GANAS. Con todo corazón Laura