
en el eterno presente…
Emociones, ternuras,
vidas y muertes…
sonrieron… se abrazaron …
y partieron…
pero quedaron presentes
para siempre
en sus sillas vacías…
karuna significa amor indiferenciado, pleno y sin condiciones
Ella lo vio después…
Él ya se había percatado de su presencia.
Su experiencia hizo que se acercara lentamente…
Ella se alejó para que no la siguiera.
Pero él insistió en su conquista.
Ella apuró su andar que parecía una huida…
Él se desorientó y giró sobre si con la mirada perdida.
En ella su instinto de hembra despertó, sus deseos se incentivaron…
Se detuvo y lo esperó unos momentos.
Cuando se quedó quieto se aproximó de frente
clavando sus afilados dientes
en el blando hombro del cazador…
Después lo devoró pacientemente…
La encontré de casualidad cuando iba apurada al entierro de la madre
que había sido sepultada el día anterior, según me dijo.
Yo lo tomé como un comentario de humor negro,
pero ella lloraba…
Nos amamos con vehemencia.
Era creativa, hermosa, simpática y me agradaba sobremanera.
Pero su problema era el horario.
Atrasos desmesurados, inexplicables.
Si sacaba las entradas para un concierto que comenzaba a las diez de la noche
llegaba a la dos de
una llamada telefónica imprevista, el tránsito, un encuentro casual…
Cuando llegamos a la demora número mil,
(no se olviden que la amaba),
hablé seriamente con ella:
-Esto no sigue más, te doy un mes para cambiar
y nos volvemos a ver en esta misma confitería.
¿ De acuerdo?...
-Si, mi amor…-me dijo llorando.
Al mes fui y no había llegado.
Paso por allí hace más de dos años,
por las dudas…
Muchas veces esta ahí –
se decía el meditador con esperanza.
Era cierto,
en sus largos años de meditador estaba cerca de
“eso”,
más allá de las palabras,
veía esa luz blanca que aparecía en sus entregas profundas.
Esa luz que él presentía cercana al darse cuenta…
Tomar contacto con la realidad, la auténtica, la única realidad.
Pensaba con cierta tristeza que esa ilusión
era un deseo que no se debía permitir,
que carecía de la agnóstica humildad
que había practicado desde largo tiempo.
Pero igual,
cada vez que se sentaba a meditar,
luego de atravesar los primeros estadíos,
relajación, calma,
elevaba al cielo sus ojos cerrados y ahí estaba esa luz blanca,
como una nube que lo serenaba,
lo mantenía estático,
con un profundo estado interior similar al no tiempo,
a la ingravidez, al darse cuenta , se decía: esta ahí !..
Pero esa nube blanca se desvanecía lenta, suavemente.
Al abrir sus ojos irradiaba paz, se sentía sereno,
maravillado más allá de toda explicación… feliz.
Los años pasaron,
su cuerpo pequeño se estremecía en cada meditación,
su calva se erguía luminosa
en las sombras de la habitación elegida para meditar.
Había sabiamente aceptado su condición humana,
los límites humanos, el adecuado equilibrio.
Se encontraba sereno, en paz.
Ese día se sentó dificultosamente,
acomodó sus piernas lentamente,
enderezó como pudo su columna,
cerró sus ojos cansados, aflojó el cuerpo y comenzó a meditar.
Imágenes mentales se fueron desvaneciendo lentamente,
los últimos pensamientos se alejaron río abajo,
estaba allí, solo, tranquilo, sereno…
Una vez más sintió que estaba ahí…
La nube blanca se desplegó como nunca,
su respiración había cesado,
sus cerrados ojos veían ampliar más y más la clara imagen,
s
así…como había presentido siempre….después…
Encontraron su cuerpo de una textura extraña…
al tocarlo se desvaneció para siempre….